Pilares

Desde el primer momento luchásteis sin dudar, y seamos sinceros, pudísteis hacerlo, y en ningún momento pensásteis en mirar atrás.

Me criásteis con mucho cariño, guiándome por el buen y duro camino de la perseverancia y el no temor.
Me enseñásteis a no rendirme al fracasar, pero os diré la verdad, hoy soy experto en bañarme en el barro, y siempre me levanto sin flaquear. Y estoy tan seguro de ello que incluso lo podréis ver, en primera fila, en mi perfil de Twitter e Instagram.
Claramente, me demostrásteis la humildad, ese bello y escasamente valorado arte de no ir por encima al mirar, y ser el reflejo en sentimientos, de los demás.
Fuísteis más de lo que os imagináis, desde amigos inseparables, hasta consejeros fieles.

Hoy, sabréis, que no hay mayor muestra de amor, humildad y respeto que lleguen a reflejar cada una de sus palabras y gestos. Tanto, que por una pequeña sonrisa de mis torturados labios, debido a esa estúpida manía de autodañármelos, moverían mares y cielos.

No hay nadie tan fiel como ellos, que observan mis pequeños logros, con una gran alegría, como si se tratase de haber recibido el mejor de los premios Nobel.
Así, sin más,
papá, mamá, os quiero.

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